Después de haber buscado en vano por todo el mundo una filosofía que satisficiera mi temperamento, tropecé con la Ética de este gran filósofo.
Me sería imposible siquiera dar una idea de lo mucho que aprendí con solo leer por encima esa obra que luego tuve que releer muchas veces con atención.
En ella encontré un consuelo para mis pasiones y al mismo tiempo, a mi vista una perspectiva sin fin, tanto del mundo sentimental como del moral.