De acuerdo a los estándares tradicionales de la comunidad Judía, Spinoza comienza sus primeros estudios a los siete años, en 1639, en la escuela de la congregación Talmud Tora, que había sido creada pocos años antes a partir de la fusión de las dos congregaciones históricas previas, Beth Jacob y Neve Shalom. La enseñanza se realiza en idioma español, que es la lengua asociada a la alta cultura judía sefardí en ese momento. En casa de Baruch, no obstante, el idioma cotidiano era el portugués, el cual también era utilizado en el mundo de los negocios (Nadler, 1999). A lo largo de los cuatro primeros grados de la enseñanza elemental los alumnos se concentraban principalmente en el aprendizaje de la Tora, o Ley del pueblo judío, cuyo equivalente cristiano corresponde al Pentateuco o cinco primeros libros de la Biblia. A partir del quinto año comenzaba la formación rabínica con el estudio del Talmud, recopilación de las discusiones rabínicas sobre las leyes, tradiciones y costumbres judías.
Spinoza no continúa en los grados superiores ya
que en 1649, a la edad de 17 años, abandona la educación formal debido al
fallecimiento de su hermano Isaac, para ayudar a su padre en el negocio
familiar, junto a su hermano menor Gabriel. Spinoza inicia entonces la que será
una etapa de unos cinco años como empresario (Van Bunge, 2011). Esto no impidió que Spinoza dejara
de lado sus intereses educativos ya que con toda seguridad participa de la Yeshiva Keter Torah, dirigida en esa época por el destacado rabino Saúl
Leví Morteira. Las Yeshivot eran
instituciones educativas mantenidas por la comunidad, y en particular apoyadas
por mercaderes adinerados, para que aquellos varones adultos que no seguirían
la tradición rabínica pudieran continuar sus estudios y formación
talmúdica.
Saúl Leví Morteira junto a Menasseh Ben Israel
eran los principales rabinos de la comunidad judía amstelodana, probablemente dos
de los mayores intelectuales y dirigentes religiosos judíos de la época, los
que mantuvieron una constante pugna frente a su comunidad la cual tuvo que ser
contenida externamente inclusive por autoridades judías Venecianas. Morteira,
nacido en Venecia, era de origen Askenazi, pueblo judío asentado en la Europa
Central u Oriental, de condición social mayoritariamente humilde y
profundamente ortodoxos. Los Askenazi migrarán hacia Amsterdam principalmente
desde Polonia, a partir de inicios del siglo XVII. Menasseh Ben Israel, nacido
en Madeiras, Portugal era, al contrario, de origen Sefardí, judíos originarios
de la Península Ibérica que poseían una mayor cultura occidental y una sólida y
solvente posición comercial y financiera, lo que le permitió a Ben Israel
desarrollar durante su vida una extensa red de amistades pertenecientes al
mundo cristiano (Roth, 1945).
Aun cuando en diversas interpretaciones se les
asigna un rol de formadores directos de Spinoza, no existe evidencia documentada
sobre su relación con el filósofo, sin embargo existen buenas
razones para especular sobre su cercanía con el filósofo. En el caso de Levi
Morteira se conocen las estrechas relaciones comerciales que tenía con su
abuelo y, asimismo, se sabe que ambos coinciden en el periodo en el cual
Spinoza estudia en la Keter Tora, por
lo que es probable una relación docente en esta etapa (Nadler, 1999). En cuanto a Ben Israel,
existen sólidas evidencias de amistades comunes, sobre todo en el periodo en el
cual Spinoza frecuentará al grupo de cuáqueros de Amsterdam. Ben Israel cultivó
relaciones con importantes personajes de dicho grupo de cristianos, en
particular con el milenarista Peter Serrarius, amigo entre otras personalidades
de Henry Oldenburg, secretario de la Royal Society, con quién Spinoza tendrá un
largo intercambio epistolar desde 1661 en adelante (Roth, 1945).
En torno de los años 1654 o 1655, es decir con
posterioridad a la muerte de su padre (aun cuando pude haber sido un poco
antes), y motivado por aprender latín, Spinoza participa en una de sus experiencias clave para el desarrollo de su
pensamiento futuro, al ingresar a la escuela de latín de Franciscus Van Den
Enden, ex jesuita, tutor de muchos hijos de la clase alta de Amsterdam y de
pensamiento político radical (Van Bunge, 2011). La importancia de Van de Enden en el pensamiento
de Spinoza, que ha sido revalorizada por Wim Klever (2014), radica
que en que sostenía varias ideas avanzadas o progresistas para su época, tales
como la promoción de la democracia, la crítica a la esclavitud y el apoyo a la
tolerancia religiosa, que pueden haber influenciado al joven Baruch (Van den Enden, 2014). De hecho,
pueden encontrarse diversos pasajes de su Tratado Teológico Político donde se percibe su influencia.
Van den Enden propugnó ideas profundamente igualitarias para su época en diversos ámbitos, entre ellos en la educación y en las relaciones entre hombres y mujeres, y su radicalidad se expresará en un involucramiento político explícito que finalmente lo conducirá a morir ahorcado en Paris en 1674 luego de descubrirse su participación en un complot en contra de Luis XIV, el Rey sol, en ese momento uno de los monarcas más poderosos de Europa.
Van den Enden propugnó ideas profundamente igualitarias para su época en diversos ámbitos, entre ellos en la educación y en las relaciones entre hombres y mujeres, y su radicalidad se expresará en un involucramiento político explícito que finalmente lo conducirá a morir ahorcado en Paris en 1674 luego de descubrirse su participación en un complot en contra de Luis XIV, el Rey sol, en ese momento uno de los monarcas más poderosos de Europa.
Con seguridad, Spinoza conocerá y estudiará en
profundidad en casa de Van den Enden Spinoza la literatura griega, romana,
renacentista y humanista, estudiando entre otros a Hobbes, Bacon, Maquiavelo,
Grotius, Bruno, y, sobre todo, a Descartes.
El segundo círculo social de Spinoza fuera de
la comunidad sefardí fue el de los denominados colegiantes, grupos de
cristianos liberales que se reunían para reflexionar y educarse mutuamente sobre
las escrituras desde una perspectiva igualitaria y tolerante. Entre
los colegiantes se contaban grupos tales como los anabaptistas, los menonitas, los socinianios
y los cuáqueros, e incluso algunas personas que se declaraban libre pensadores,
como es el caso de Van den Enden quién también frecuentaba a estos grupos. En ellos
Spinoza encontró y cultivó algunas de sus amistades más estrechas,
mayoritariamente menonitas, que lo acompañarán el resto de su vida, tales como los
comerciantes Jarig Jellez, Peter Balling y Simon
Joosten de Vries y el editor de libros radicales Jan Rieuwerstz (Van Bunge, 2012; Meinsma, 1983).
Otra figura de gran relevancia en esta etapa
formativa fue el médico y libre pensador español Juan de Prado,
quién llega a Amsterdam en 1655 donde se integra también a la Yeshiva Keter Tora, donde conocerá a Spinoza.
Ambos comparten tertulias nocturnas en casa del noble Canario Joseph Guerra,
las que también eran frecuentadas por el médico Miguel Reynoso y un comerciante
de tabaco de apellido Pacheco. Este grupo comparte ideas bastante heterodoxas
en materia religiosa, como lo denuncian en 1659 Tomás Solano y Robles y Miguel
Pérez de Maltranilla frente a la Inquisición en España (Albiac, 2013). Las opiniones y conductas de Prado, abiertamente irónicas respecto de la
religión, fueron seguramente motivo de gran molestia para las autoridades
religiosas y civiles de la comunidad, como lo ejemplifica la referencia del
poeta Miguel (alias David Levi) de Barrios quién alude metafóricamente a las
especulaciones teológicas de Spinoza y Juan de Prado (Albiac, 2013):
“La Corona de la Ley
desde el año de su feliz fundación nunca ha dexado de arder en la carca
Académica, con las doctrinales hojas que escribió el Sapientisimo Saul Levi
Morterira, entregando su intelecto al dictamen de la Sabiduría, y su pluma a la
mano de las Especulaciones, contra el Atheismo, defensa de la religión.
Espinos, son los que en Prados de impiedad, desean luzir con el fuego que los
consume y llama es el zelo de Morteiraque arde en la carca de la Religión por
no apagarse”
El contexto filosófico, político y religioso de
la época fue profundamente remecido por una de las mayores revoluciones intelectuales
de la historia del pensamiento humano. La nueva propuesta cartesiana de
interpretación de hombre y el mundo. Entre 1629 y 1649 René Descartes residió en los Países
Bajos, en ese momento un oasis de libertad intelectual en el contexto europeo.
Es precisamente aquí, y particularmente en Leiden, donde el filósofo escribe y
publica en 1937 su obra magna Discourse
de la Methode. Pour bien conduite la raison y chercher la verite dans les
sciences. Plus la Dioptrique, les meteores et la geometrie, que marcará un
hito del pensamiento humano y provocará los más enconados enfrentamientos
teológicos, filosóficos, científicos y
políticos. El cartesianismo será uno de los trasfondos intelectuales más
relevantes de Spinoza y su círculo cercano de amigos colegiantes.
De esta forma, llegamos al día 26 de julio de
1656, en el cual, sin que existan hasta la fecha antecedentes muy específicos sobre
sus causas ya que hasta ese momento Spinoza aún no había escrito
nada, se dicta por parte de la comunidad judía de Ámsterdam, el castigo máximo
contra el filósofo, el Cherem o Herem, el decreto de expulsión de la
Sinagoga y la comunidad:
Los señores del
Ma’amad ponen a (Vosas Mercedes) en su conocimiento que desde hace mucho tenían noticia de las equivocadas opiniones y errónea conducta de Baruch de Spinoza y por diversos medios y advertencias han
tratado de apartarlo del mal camino. Como no obtuvieran ningún resultado y
como, por el contrario, las horribles
herejías que practicaba y enseñaba, lo mismo que su inaudita conducta fueran en aumento, resolvieron de acuerdo con
el rabino, en presencia de testigos fehacientes y del nombrado Spinoza, que éste fuera excomulgado y expulsado del
pueblo de Israel, según el siguiente decreto de excomunión: Por la decisión de
los ángeles, y el juicio de los santos, excomulgamos, expulsamos, execramos y
maldecimos a Baruch de Spinoza, con la aprobación del Santo Dios y de toda esta
Santa comunidad, ante los Santos Libros de la Ley con sus 613 prescripciones,
con la excomunión con que Josué excomulgó a Jericó, con la maldición con que
Eliseo maldijo a sus hijos y con todas las execraciones escritas en la Ley.
Maldito sea de día y maldito sea de noche; maldito sea cuando se acuesta y
maldito sea cuando se levanta; maldito sea cuando sale y maldito sea cuando
regresa. Que el Señor no lo perdone. Que la cólera y el enojo del Señor se
desaten contra este hombre y arrojen sobre él todas las maldiciones escritas en
el Libro de la Ley. El Señor borrará su nombre bajo los cielos y lo expulsará
de todas las tribus de Israel abandonándolo al Maligno con todas las
maldiciones del cielo escritas en el Libro de la Ley. Pero vosotros, que sois
fieles al Señor vuestro Dios, vivid en paz. Ordenamos que nadie mantenga con él comunicación oral o escrita, que nadie le preste
ningún favor, que nadie permanezca con él bajo el mismo techo o a menos de
cuatro yardas, que nadie lea nada escrito o trascripto por él."
El decreto constituye el castigo más severo dentro de las gradaciones del Cherem judío. Se denomina Schamatta y tiene su base bíblica principalmente en Deuteronomio e implica prohibir cualquier contacto con la persona que lo recibe, inclusive a su familia, por lo que supone una exclusión total de la comunidad judía de Ámsterdam (Mechoulan, 2013; Yovel, 1977).
El decreto constituye el castigo más severo dentro de las gradaciones del Cherem judío. Se denomina Schamatta y tiene su base bíblica principalmente en Deuteronomio e implica prohibir cualquier contacto con la persona que lo recibe, inclusive a su familia, por lo que supone una exclusión total de la comunidad judía de Ámsterdam (Mechoulan, 2013; Yovel, 1977).
Según los biógrafos más reputados, Spinoza no se
encontraba presente en la Sinagoga al momento de la lectura del decreto de
expulsión, tal vez recordando el suceso de Uriel da Costa. De acuerdo a Pierre Bayle - quién se basa en uno de los primeros
biógrafos del filósofo, Lucas – Spinoza redacta una apología de su salida de la
cual lamentablemente no existe ningún antecedente, no obstante, se presume que
parte de ella sería utilizada por Spinoza en la redacción de una de sus obras mayores,
el Tratado Teológico Político (Bayle, 2010).
En cuanto a los contenidos específicos que
pueden haber estado a la base del Cherem sobre Spinoza, existen referencias
históricas que apuntan a un conjunto común de ideas que proponen una reinterpretación
y crítica de tres pilares de la religión judía, pero en realidad extrapolables
a cualquier religión monoteísta. El origen de la Ley Divina, expresadas en los
libros sagrados; La noción de la inmortalidad del alma; y, sobre todo, el
concepto de Dios.
El núcleo del pensamiento de Spinoza, que irá
desarrollando a lo largo de su vida, puede sintetizarse en los siguientes
puntos:
- La ley divina, la Biblia, es humana, es decir
fue escrita por personas y sólo contiene preceptos éticos y morales sobre cómo
debe comportarse el ser humano.
- El alma acaba con la muerte. No existe
inmortalidad del alma.
- Dios es inmanente e igual a la Naturaleza
(Deus sive natura, Dios o Naturaleza), es manifestación inmanente (y no
trascendente) de todas las cosas.
- Este Dios obra por su propia naturaleza. Está
determinado a obrar y no opera con fines. No dicta recompensas ni castigos. Los
milagros no existen.
- El uso correcto de la razón y un
comportamiento piadoso y caritativo bastan para vivir una buena vida.
La expulsión de Spinoza marcará una nueva etapa
en su vida, encontrándose de ahora en adelante libre ya de toda restricción
intelectual y filosófica.
El periodo inmediatamente posterior al Cherem,
y anterior a su partida a Rijnsburg, es considerado por algunos autores como el
“periodo obscuro” en la biografía de Spinoza ya que es poco lo que se conoce de
esta etapa de la vida del filósofo (Nadler, 1999). Dentro de los aspectos poco claros está el
de su residencia, aun cuando la más probable es que se haya trasladado a vivir a
casa de Van den Enden. Un detalle muy significativo de su nueva etapa es que luego
de la expulsión Spinoza comienza a utilizar el nombre latino de Benedictus, en
vez del hebreo Baruch, lo que da cuenta de un alejamiento simbólico importante
de su comunidad. Su nuevo nombre puede haber sido de utilidad para facilitar su
nueva vida en torno de grupos cristianos menonitas, luteranos y cuáqueros, así
como para su participación en los cursos de la Universidad de Leiden, donde se
dificultaba el ingreso de judíos.
La Universidad de Leiden, cercana a
Rijnsburg, era el centro del pensamiento cartesiano holandés ya que en ella se
encontraban los principales profesores transmisores del pensamiento de Descartes. En Leiden Spinoza desarrollará, o profundizará, otra vertiente de
sus amistades, con mayor cercanía al mundo de la política y al libre
pensamiento, entre ellos al político radical holandés Adriaan Koerbagh, quien
asiste a la Universidad de Leiden entre los años 1656 y 1661 donde estudia medicina,
y a Lodewijk Meyer, principal responsable de impulsar la divulgación de la obra
de Spinoza y redactor de sus prefacios, quien se inscribe en Leiden en 1658 primero
en filosofía y luego en medicina.
En este periodo,
y probablemente antes del Cherem, comienzan las primeras reflexiones y
redacción de su obra, las que tienen una primera expresión en el Tratado de la Reforma del Entendimiento,
verdadero manifiesto personal sobre sus propósitos filosóficos y su método, el cual no fue publicado en vida sino que aparece en su Obra Póstuma.