La Haya (1670-1677)



En 1670 Spinoza se traslada a La Haya, ciudad que será su destino final. En ella reside en el primer año en un ático de la casa de la viuda Van der Werre, trasladándose posteriormente al primer piso de la casa del pintor luterano Hendrik van der Spyck, en Paviljoensgraacht (Nadler, 1999). Su habitación será reflejo de la sencillez de su vida ya que de acuerdo al inventario realizado luego de su muerte sus posesiones incluían una cama, una mesa pequeña de roble, una mesa de esquina de tres patas, otras dos mesas pequeñas, su equipo de pulir lentes, unos 150 libros y un tablero de ajedrez (Damasio, 2013). 



Al igual que en sus otras residencias, Spinoza es constantemente visitado por diversas personas interesadas en su filosofía. Desde militares a jóvenes de clase alta, lo que indica su gran fama adquirida. 

El 20 de agosto de 1672 se produce el hecho de mayor impacto político de la joven República de los Países Bajos, y uno de los eventos emocionalmente más conmovedores para Spinoza. Jan de Witt es asesinado de un tiro en el cuello por una turba, probablemente atizada por Guillermo de Orange, luego de visitar a su hermano Cornelius de Witt en la prisión. Ambos hermanos fueron colgados y despedazados por una muchedumbre descontrolada y, según algunas narraciones, cocinados y devorados algunos de sus pedazos. De acuerdo a una versión de Leibniz, Spinoza al enterarse redactó y quiso colgar en la puerta de su hogar un cartel con el texto: Ultimi Barbarorum, único acto conocido de desesperación y rabia de Spinoza, pero fue disuadido inteligentemente por el dueño de la pensión donde habitaba, quién preveía las seguras consecuencias de dicha acción.

El término del régimen liberal de los hermanos de Wittl culmina definitivamente en 1673 cuando  Guillermo III de Orange asume como Stathouder – Lugarteniente – de las Provincias Unidas de Holanda, lo cual se tradujo en un claro retroceso respecto de la tolerancia previa mantenida por los hermanos De Witt, siendo uno de sus ejemplos la prohibición, el 19 de julio de 1674, del Tratado Teológico Político por parte de la Corte de Holanda. A partir de este momento, Spinoza se dedicará a finalizar la Etica y a la composición de su última obra, el Tratado Político.

La importancia que Spinoza le asignaba a la libertad de pensamiento puede ejemplificarse a partir del rechazo de la oferta de una plaza para enseñar filosofía en la prestigiosa Universidad de Heidelberg, ofrecida en febrero de 1673 por el Elector Palatino Karl Ludwig. Frente a la carta, claramente no muy amistosa, enviada por el intermediario J.L. Fabritius, Spinoza responde educadamente que el ejercicio de la docencia le haría perder un valioso tiempo para la reflexion filosófica y, por otra parte, le haria perder su libertad de filosofar (Van Bungie, 2011).

En 1676 recibe en su hogar la única visita conocida de Leibniz, evento que el eminente filósofo alemán quiso más tarde minimizar u ocultar. Las vidas de Leibniz y Spinoza, las dos mentes más brillantes de Europa en ese momento, no pudieron haber sido más radicalmente divergentes. Mientras que el primero cultivó una estrecha relación con todas las autoridades y poderes religiosos y monárquicos de la época, Spinoza se mantuvo no sólo radicalmente alejado de dichos poderes sino que toda su obra se construye explícitamente como una crítica a la manipulación y al engaño de ambos para con el pueblo (Stewart, 2007). Además, mientras que Leibniz buscó durante toda su vida una forma filosófica de reunir al cristianismo dividido luego del cisma provocado por Lutero, Spinoza buscó crear las bases de una nueva religión o filosofía natural basada en la razón (Gebhardt, 1938). 
      
Spinoza tenía preparada la publicación de su obra mayor, la Etica, para lo cual había visitado Amsterdam, seguramente a su amigo Jan Rieuwiertz, pero en una carta a Oldenburg, le indica que había recibido noticias de la gran preocupación que existía frente a la eventual aparición de su obra. Esto significó que la Etica finalmente haya sido publicada luego de su muerte en su Opera Magna.

Entre 1675-1677 Spinoza trabaja en la que será su última obra, el Tratado Político, la cual no alcanzará a terminar por su muerte. En ella esperaba expresar las formas de gobierno consistentes con su pensamiento ético y filosófico sobre la naturaleza humana. Debe señalarse, asimismo, que resulta lamentable que los últimos párrafos escritos por Spinoza, antes de su muerte, sean para argumentar sobre la debilidad “natural” de las mujeres para la conducción del Estado, pensamiento que aún cuando pueda justificarse desde el punto de vista de las condiciones culturales de la época, marcadas por una completa exclusión y opresión política, religiosa y social, impactan negativamente sobre la dirección libertaria de la obra del filósofo. Estos párrafos, no obstante, no han opacado la mayoría de los estudios de la obra de Spinoza que han destacado su impronta liberadora de todo ser humano.

El domingo 21 de febrero de 1677, a las 3 de la tarde según el registro médico, muere Benedictus Spinoza en La Haya a la edad de 44 años debido a problemas pulmonares, seguramente agravados por su actividad de pulidor de lentes. Spinoza, anticipando su pronta partida, deja encargado a su casero que enviara su escritorio con todos sus escritos directamente a su amigo editor Jan Rieuwerstz en Amsterdam en caso de fallecimiento, lo cual se cumple al día siguiente (Van Bunge, 2011).

A su funeral asisten importantes figuras de la sociedad holandesa aunque no existen datos detallados de quienes eran. Uno de los misterios principales en torno a la muerte de Spinoza se refiere a sus restos, ya que como narra Antonio Dámaso, la tumba oficial no contiene su cuerpo ya que este habría sido extraído de su sepultura sin saberse hasta el día de hoy que ocurrió (Damasio, 2013).

En 1677, y luego de un acelerado, y clandestino, trabajo de edición y traducción sus amigos publican su Obra Póstuma a través de Jan Rieuwertz, la que contiene el tratado de la reforma del entendimiento, los principios, el tratado teologico político, tratado político y el epistolario. La Opera Postuma será ingresada al Índice de Libros Prohibidos del Vaticano en 1690.