Voorburg (1663-1670)



En la primavera de 1663 Spinoza se traslada a Voorburg, localidad cercana a La Haya, donde reside en la casa del pintor Daniel Tydeman, en Kerkstraat, acercándose de esta forma cada vez más al centro del poder político holandés. Debido a la plaga que azota nuevamente a los Países Bajos en 1665 se traslada a Schiedam, localidad cercana a Voorburg donde se hospeda en una granja de familiares de su gran amigo Simon Joosten de Vries (Nadler, 1999).

Durante su estadía de seis meses en Schiedam se producirá uno de los intercambios epistolares más intensos, y finalmente amargo, con Willem van Blijenbergh, las denominadas cartas sobre el mal. Van Blijenbergh, comerciante amstelodamo, le pide a Spinoza que le ayude a entender algunos aspectos poco claros de los Principios, describiéndose a si mismo como un buscador sincero de la verdad y solicitando la amistad del filosofo. A partir de la segunda carta, sin embargo, la discusión se traslada al tema más controversial referido al rol del mal y la voluntad de Dios, donde van Blijenbergh se sincerará mostrándose abiertamente en contra del uso de la razón frente a la autoridad de las Escrituras. Spinoza no logra captar de inmediato con quién está discutiendo y se da cuenta tarde del fanatismo religioso de Blijenburgh quién lo atacará duramente luego de su publicación del Tratado Teológico-Político. (Spinoza, 2007) 

Entre 1661 y 1675 Spinoza se dedica a la redacción de su obra magna la Ética, interrumpiendo sin embargo este trabajo para componer su obra más política, y de mayor alcance en términos de audiencia, El Tratado Teológico Político



Tres razones se han planteado para su ingreso más directo al debate político holandés que representa el Tratado. En primer término, la obra se plantea como apoyo filosófico explícito al Gobierno del Gran Pensionario Jan de Witt, quién impulsaba ideas liberales y tolerantes, y que se encontraba enfrascado en fuertes disputas con grupos calvinistas ortodoxos y con la aristocracia Orangista. Una segunda razón se vincula con la muerte en 1669 de su gran amigo, el político radical Adriaan Koerbagh, causada por las malas condiciones de la prisión Rasphuis de Amsterdam, a la que fue sentenciado por 10 años acusado de blasfemia por su obra A Light Shining In Dark Places, To Shed Light On Matters Of Theology and Religion. En ella Koerbagh expondrá ideas muy similares a las de Spinoza sobre Dios y la Biblia, aún cuando en los interrogatorios negó dicha influencia. Esta muerte impactó profundamente al filósofo. Finalmente, una tercera razón para el involucramiento más explicito de Spinoza en el campo de batalla ideológico, puede haber sido el amargo intercambio epistolar con Blijenbugh, lo cual puede haberlo inducido a explicitar más claramente su pensamiento y a enfrentar el fanatismo y la intolerancia religiosa holandesa. 

Este estado de animo lo expresa Spinoza claramente a Odenburg donde explica las razones para escribir el Tratado:
1º Los prejuicios de los teólogos; pues sé que impiden sobremanera que los hombres puedan dedicar su espíritu a la filosofía; por consiguiente, me ocupo activamente de descubrirlos y de extirparlos de las mentes de los más inteligentes; 2º La opinión que el vulgo tiene de mí, que no cesa de acusarme de ateísmo [...] 3º La libertad de filosofar y de decir lo que pensamos, quiero defenderla en toda forma,porque aquí está suprimida de todos los modos por la excesiva autoridady petulancia de los predicadores (Spinoza, 2007)

En el campo científico, Spinoza compartirá reflexiones sobre óptica y astronomía con el gran astrónomo holandés Christian Huygens, hacia quién sin embargo no mostrará la misma confianza en materia filosófico-religiosa. En efecto, no obstante el respeto científico que mostraba Huygens frente a la calidad de los lentes de Spinoza, se referirá algo despectivamente al “judío de Voorburg” en sus referencias sobre el filósofo con otras amistades. Spinoza valorará en algunas cartas que miembros cercanos de su grupo se hayan comportado con discreción con Huygens respecto de sus ideas filosóficas.

De acuerdo a diversos testimonios, partiendo por la primera biografía abiertamente crítica hacia el filósofo, la de Johannes Colerus, Spinoza llevaba una vida de moderación y buen trato con sus cercanos, y con cualquiera que demandara honestamente su atención y amistad, lo que impactará sobre todo a sus tenaces críticos futuros, como Pierre Bayle, quienes lo acusarán de ateo pero que no lograrán asociar esta acusación con lo que presuntamente debería haber sido un estilo de vida típica de ateos, es decir una vida libertina y de malos hábitos (Bayle, 2010). Esta contradicción será destacada sobre todo por Goethe, quién ayudará al redescubrimiento de Spinoza por parte del romanticismo alemán del siglo XIX, luego de un largo periodo de oscurantismo promovido por poderes monárquicos y, principalmente, religiosos. (Goethe, 1999)


El ser que influyó más decisivamente en mí y que estaba destinado a afectar toda mi manera de pensar, fue Spinoza. Después de haber buscado en vano por todo el mundo una filosofía que satisficiera mi temperamento, tropecé con la Ética de este gran filósofo... En ella encontré un consuelo para mis pasiones y al mismo tiempo, a mi vista una perspectiva sin fin, tanto del mundo sentimental como del moral.

Hacia finales de 1669-70 se publica finalmente el Tratado Teológico Político, profunda defensa del régimen liberal de Jan de Witt y ataque contra el fanatismo religioso de cualquier cuño. Jan Rieuwerstz lo publica de forma anónima en Hamburgo bajo el falso autor Heinrich (Henricus) Kunraht, aunque prontamente se identifica a Spinoza como su autor. El libro sale a la luz con el siguiente nombre completo: Tractatus theologicuc-politicus, continents dissertationes aliquot, quibus ostenditur libertatem philosophandi non tantum salva pietate et reipublicae pace posse concedi, sed eandem nisi cum pace reipublicae ipsaque pietate tolli posse.

El Tratado adquiere con rapidez una gran fama, tanto por sus adversarios como por sus adeptos. En él demuestra que la Biblia debe ser leída únicamente en una clave moral, que las profecías son fruto de la imaginación de los profetas, que la Ley Divina debe ser interpretada como la luz natural que todo hombre posee (es decir la razón), y que el libre pensamiento es necesario para el funcionamiento del Estado. Será la principal obra de referencia, aunque escasamente reconocida en público, del pensamiento radical y liberal europeo, e inspiración para los movimientos que culminarán en la Revolución Francesa de 1789 (Israel, 2001).

Desde su publicación, por tanto, el Tratado será fuertemente criticado por la Iglesia Calvinista y prohibido oficialmente por las autoridades civiles holandesas en 1674. Será puesto en el Indice de Libros Prohibidos del Vaticano, junto con toda la obra de Spinoza.